14 julio, 2006

Minicrónica de los de Pailón


Santa Cruz 13, 7,06
Hemos finalizado nuestra primera etapa de cursos en Pailón.
Los días que han precedido al curso los hemos aprovechado con una estupenda excursión a la selva de Amborós. Hemos pasado allí dos días durmiendo en un campamento de cabañas en un rincón paradisíaco de árboles gigantes, ríos y cascadas. Hemos recorrido diversos senderos tanto de día como de noche y nos hemos bañado en uno de los ríos junto a una cascada en un impresionante escenario natural. Ha sido una experiencia muy buena para la cohesión del grupo y para conocerse mejor.

El comienzo del curso ha sido un poco improvisado y desordenado porque según explica el distrital no les han tenido en cuenta al fijar el calendario desde Santa Cruz y han coincidido las fechas con sus vacaciones.
A pesar de ello la gente, una media de 10 o 12 por grupo, se muestra muy interesada en los seis temas que llevamos: Educación para la ciudadanía, Matemáticas primeros ciclos, Equidad de género, Transmisión de valores a través del cuento, Dinámica de grupo y El huerto escolar.
Llegar hasta Pailón cada día es una aventura. Es una hora y media de viaje a través de la periferia de Santa Cruz siguiendo un laberinto de pésimas carreteras que sólo la pericia de nuestro chófer logra sotear. Luego se atraviesan unas zonas de campos muy llanos con alguna arboleda tropical, muy poco cultivados, hasta llegar al Rio Grande. Aquí un puente de una sola dirección y que sirve lo mismo para trenes que para coches y camiones de gran tonelaje es un punto obligado de mercado dadas las largas esperas en las colas que se forman de una y otra parte.
Una furgoneta Chévrolet nos lleva a los seis un tanto prensados con el equipaje en la parte de atrás expuesto a todo. Tan es así que el miércoles que hacemos jornada doble y retornamos por la noche nos levantan (roban) dos mochilas en un cruce de una de estas barriadas catalogadas de zona roja por los peligros que entraña.
El primer policía que encontramos nos dice que si no podemos identificar al ladrón no hay nada que hacer, que eso es aquí muy corriente. Una serie de gente que ha sido testigo nos cuenta cómo han visto a un muchacho saltar de la parte trasera de la furgoneta con dos mochilas y dirigirse a un taxis que estaba esperando y marcharse. Hablamos de dar recompensa si aparece y le damos un teléfono a unas señoras que han visto la escena. El policía confirma que lo mejor es ofrecer alguna recompensa a quien pueda saber algo.
Volvemos a casa tras iniciar un complicado trámite de denuncias que comienzan en la comandancia de policía, siguen en Interpol y luego consulado...
Los chorizos debían de ser aficionados pues no se llevaron mi ordenador portátil que iba en una bolsa negra, tal vez por ser poco abultada.
Nos hemos quedado a comer allí todos los días pagado por el
municipio: una sabrosa sopa hecha con toda clase de hierbas y carne de res y un segundo plato variado de carnes, arroz, plátano frito, yuca...
Lo más emotivo del curso es la clausura. A casi todas nuestras voluntarias les han hecho sus homenajes y sus regalos en sus grupos particulares. Luego el acto de cierre oficial presidido por el Distrital, Prof. Ever Villagómez, y su técnico Manuel Lloren, con representantes del Comité Cívico, Clever López, del centro, Daniel Herrera, y del municipio. Hay reconocimiento de nuestra labor e intercambio de regalos; ellos nos ofrecen detalles de artesanía de la región y nosotros un pequeño lote de libros para su biblioteca.
Al final se reparten diplomas uno por uno con sus besos y saludos correspondientes.
Volvemos a nuestra residencia en Hombres Nuevos donde nos encontramos con el resto de compañeros que a su vez han desarrollado su trabajo en esta institución y en el SEDUCA, el equivalente a nuestra Delegación de Enseñanza.
En la medio improvisada comida del viernes Cada uno exhibe sus regalitos y cuenta las más variadas anécdotas de su experiencia.

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