04 agosto, 2007

Desde San Ignacio a Mairana

Segunda crónica de Antonio:

ENLAZANDO CON LA PRIMERA ENTREGA

El sábado el recorrido hasta S. Ignacio de Moxos en un todo terreno que tiene que pasar en barcazas tres ríos es toda una aventura. Por el camino vamos encontrando pájaros y animales de toda clase incluso vacadas llevadas por arreadores a caballo en plan Oeste.
Nos hemos instalado en un hostal modestito pero con un gran patio con sus hamacas y todo. Al final he tenido que compartir habitación con un antropólogo estadounidense que está haciendo unos trabajos sobre la forma actual en que se organizan los Cabildos de indígenas moxos y sus relaciones con la administración y las ONGs extranjeras.
Tenemos una media de 35 alumnos cada uno. Es una satisfacción ver que lo que traemos tiene buena acogida.


DESDE SAMAIPATA HASTA SANTA CRUZ

Hola familia,

espero que todo siga bien por ahí.

Pues como decía, la semana anterior la pasamos en S. Ignacio de Moxos, un pueblo perdido en las llanuras del Beni al que se accede por una carretera de tierra cortada por tres ríos que hay que sortear en barcazas.
El curso ha resultado muy bien, la gente muy animada y muy participativa.
Los niveles de conocimientos del profesorado dejan mucho que desear. Hemos dado las clases en una escuela evangélica; son bastante numerosos aquí en S. Ignacio, con nosotros se han portado estupendamente.
Hay que destacar también la buena disposición de la distrital Dª Karin Rivero y su técnico Mario Zelada, éste sobre todo ha estado siempre al quite con su moto para todo lo que nos hacía falta.
Aquí ha sido Uxío, nuestro ingeniero agrónomo, el que ha tenido más protagonismo pues ha encontrado toda una serie de experiencias agrícolas como piscifactorías y huertos experimentales promovidos por diversas ONGS y gente del lugar.
Hemos encontrado una biblioteca bastante bien montada que lleva una profesora Española; un hospital también bastante completo patrocinado por una ONG de Canarias, creo que se llama Olla Amazónica y una escuela de música de fama internacional vinculada a los jesuitas.
Aquí pululan por todas partes voluntarios de todos los países.

Nuestros profesores y sus responsables el último día nos hicieron una cena homenaje en una discoteca con caraoke y música en vivo. Pollo frito con arroz blanco o carne de res, como ha sido la constante de estos días. A veces también una sopa de verduras con un hueso de vaca en cada plato para que se vea que tiene sustancia. En este marco de tinglado tropical repartimos los diplomas a los asistentes al curso entre saludos y besos.

El retorno, igual que la ida, en todoterreno hasta Trinidad atravesando los ríos. El paisaje siempre nuevo nos seguía sorprendiendo con sus caimancitos en las charcas que bordeaban el camino, algún mono que lo atravesaba y algún capibara que no lo había logrado atravesar.
De allí la avioneta que nos trajo nos llevó a Santa Cruz. María Jesús que había visto al piloto anterior sudar, según ella de miedo, tuvo que ir sedada. Pero esta vez el cielo estaba más sosegado.

Ahora estamos en Samaipata, escribo desde el ciber de la plaza principal, muy lentísimo pero hace el avío.
Al final nos han destinado esta semana a Mairana, un pueblo cerca de aquí donde yo estuve ya el año pasado, la gente muy linda se recordaba de todo y más cuando les puse sus fotos. Nos hospedamos en Achira en la fantástica casa de Kathy como el año pasado y vamos y venimos con Walter nuestro taxista incondicional. Ha habido lleno total de todos los cursos, una buena organización del distrital D. Humberto Banegas y el director del centro donde se han dado los cursos D. Henri Prado. Hemos hecho unas jornadas intensivas, lunes tarde y martes y miércoles mañana y tarde, que nos han dejado un tanto agotados. Pero luego nos hemos distendido visitando los fantásticos parajes del entorno.
Aquí nos han despedido en el mismo centro escolar con el reparto de diplomas y los discursitos de rigor. No han faltado los regalos de cada grupo a su “facilitador” y al final hemos tenido una cena íntima con los responsables de educación solamente. El restaurante es de uno de nuestros alumnos y nos sirve una parrillada exquisita con su vino de cosecha propia y gran variedad de guarniciones.
Aprovechamos el fin de semana para visitar los alrededores. Bosque de helechos gigantes que nos enseña la guía nativa Dª Donatila explicándonos para qué sirve cada planta y las luchas que tienen con los madereros y otros sindicatos advenedizos que no respetan sus fronteras.
Luego el Fuerte de Samaipata con sus grabados mágicos en una gran piedra de más de cien metros. Aquí el guía es el Sr. Montenegro que aparte de haber estado desde siempre en los descubrimientos de la piedra junto a su abuelo tiene el don de encandilar con sus anécdotas y leyendas del lugar.
La semana siguiente es nuestra vacación, respetando las fiestas patrias.
Coral, Uxío y María Jesús se lanzan a la aventura de internarse en el Parque Amborós desde esta parte, que seguro es la más agreste, naturalmente con sus guías y aprovisionamientos. Yo me vuelvo con todas las maletas a Santa Cruz, donde me espera la dura tarea de hacer el seguimiento al cargamento de libros de los JES que está parado en Chile.
Es la servidumbre de no tener ni un cachito de mar, hay que pagar el peaje a los chilenos.
Parece que las cosas se van solucionando, luego habrá que pagar otra aduana aquí en Santa Cruz.
Bueno, a nosotros ya sólo nos queda la semana de Yapacaní, cercanos al grupo de Luis que andarán por Montero. Ya contamos con la infraestructura del distrital de Santa Cruz, Sr. Hugo Cambará y el incondicional Robert para transportes y demás. Esto da mucha tranquilidad.

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